Meditaciones para los Misterios del Rosario

- Dictadas por la Santísima Virgen en 1986
- Dictadas por Jesús el 2 de noviembre del 2002 (Misterios Luminosos)
- Dictadas por la Santísima Virgen en enero de 1994
- Dictadas por la Santísima Virgen en 1995
Dictadas por san Miguel Arcángel en 1998
Dictadas por Jesús en abril del 2000
- Dictadas por el ángel de la guarda de Maureen el 14 de septiembre del 2001  (Después del ataque terrorista a los Estados Unidos)
Dictadas por el ángel Esdras en diciembre del 2008  (Enfocadas en la Divina Voluntad)

El Santísimo Rosario                                                                                                   
Cada misterio comienza con alguna meditación.   Al terminar de leer la meditación de cada misterio, se reza 1 Padrenuestro y 10 Avemarías.  Misterios gozosos: lunes y sábados; misterios dolorosos: martes y viernes; misterios gloriosos: miércoles y domingos; misterios luminosos: jueves.  Cualquiera de las meditaciones que le ofrecemos aquí es apropiada.

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Meditaciones dictadas por la Santísima Virgen en 1986

+ MISTERIOS GOZOSOS 
La Anunciación
Aquella noche, hace mucho tiempo, estaba sola, en oración profunda.  Una gran luz entró a Mi pequeña habitación iluminándola más que cualquier lámpara. De esta luz salió un Ángel de Dios, emanando la bondad de su ser. Me sorprendí, pensando al principio que había venido a reprocharme, pero sus palabras me tranquilizaron. Me dijo que Yo había encontrado el favor de Dios. Su mensaje para Mí prosiguió, y Yo no pude decir nada más que “sí”, pues desde que tengo memoria fui obediente a Dios en todo. Me habló de Mi prima y después se fue, dejando Mi humilde habitación muy vacía y solitaria.

Yo le pido a toda la humanidad que con toda humildad sean obedientes a la Voluntad de Dios en sus vidas. ¡Alabado sea Dios! 

La Visitación
Me fui rápidamente a la casa de Mi prima Isabel después de recibir el mensaje del Ángel. Aunque el viaje fue bastante arduo, Yo sabía en Mi Corazón que al verla recibiría la confirmación de todo lo que el Ángel me había dicho. De hecho, cuando llegué, ella me dijo que al irme acercando el bebé saltó de gozo en su vientre. Tan mayor era ella y aún así estaba embarazada. Yo no tenía duda de que ella había recibido un gran regalo de Dios. Facultada por el Espíritu Santo, hablé desde Mi Corazón, mencionando las generaciones que estaban por venir y del gran milagro que Dios estaba trayendo a la tierra a través del poder del Espíritu Santo.

Queridos hijos Míos, al rezar este misterio, les pediría que reflexionen en la grandeza de Dios que puede responder a todas las oraciones; pues es a través de Dios que todo es posible.  Perfeccionen sus vidas de oración y vayan a Él con una fe esperanzadora. Él siempre responderá a Su manera y en Su tiempo. ¡Alabado sea Jesús!

La Natividad
Es imposible describir con palabras terrenales el gozo y el asombro de esa noche. Todas las cosas que llevaron a este gozoso acontecimiento causaron angustia. El viaje tan largo y penoso, la separación de nuestras familias y la falta de una morada apropiada a Nuestra llegada a Belén. Sin embargo, cuando Mis ojos contemplaron el semblante de Mi pequeño Hijo, tan recién llegado del Cielo, me olvidé de todas las aflicciones. Él era toda santidad. En Su presencia, Nuestro pobre entorno desapareció de la vista. Sentí la presencia del Cielo en la tierra. Él pudo haber elegido venir al mundo en el palacio de un rey, compartiendo todas las comodidades del mundo. Pero ésta no fue Su elección, porque Él no era de este mundo. Su reino estaba con Su Padre en el Cielo. Al crecer, Él nunca eligió el mundo ni sus placeres, sino que mantuvo Sus ojos siempre en el Reino de Su Padre.

Así es que Yo le pido a todos los que recen este misterio de Mi Rosario, que recen por este mismo espíritu de desapego. Esta gracia es en verdad vital para la salvación. Los que adoran las cosas de este pobre mundo, no pueden decir verdaderamente que Mi Hijo es lo primero en sus vidas. En Su omnisciencia, Él conoce los corazones de todos los hombres, y no recibirá en Su Reino a quienes lo coloquen en el último lugar en sus corazones. ¡Alabado sea Jesús!

La Presentación
Cuando recuerdo este misterio, la Presentación de Mi Niño en el templo, tengo emociones mezcladas. Recuerdo los muchos días de oración y sacrificio que nos prepararon para esto. José y Yo queríamos que Nuestro Hijo fuera bendecido de una manera más especial. Entonces, salimos para poder llegar al templo cuando Él tuviera la edad adecuada, según la costumbre Judía. Llevamos con Nosotros la ofrenda sencilla de unos pichones. Él fue bendecido al ser presentado al sacerdote. Varias veces mientras estábamos en los escalones del templo santo, un hombre de edad se acercó a Nosotros, su nombre era Simeón. En un determinado momento, pidió cargar a Mi Amado Hijo, y al hacerlo habló muy proféticamente.

Agradeció a Dios por conservarlo para ese momento, después me dijo que Mi alma también sería traspasada por una espada. En verdad, Yo supe inmediatamente de lo que hablaba, ya que Mi cruz por el resto de Mi vida fue el conocimiento del futuro de Jesús. Yo sabía que Él sufriría una muerte tormentosa, misma que Yo presenciaría. Sabía que Su hora más oscura sería iluminada por Su Resurrección. Me entristecí y a la vez me tranquilicé sabiendo que Él, a quien cargaba en Mis Brazos, redimiría a la humanidad. Guardé todas estas cosas en Mi Corazón, meditándolas mientras cuidaba a Mi Divino Hijo. José y Yo salimos para la casa, reflexionando silenciosamente los acontecimientos del día. Más tarde, José me habló con dulzura de lo que Simeón había dicho, esperando calmar Mis temores. Pero Yo, con la sabiduría que Dios me había dado, sabía que llegaría el día cuando de verdad sufriría tanto como Mi Hijo. Esta fue la cruz que debí cargar por 33 años.

El Encuentro del Niño Jesús en el Templo
Cuando Jesús tenía 12 años de edad, José y Yo lo llevamos a Jerusalén para la celebración de una festividad religiosa.  No íbamos solos, sino que viajábamos con un gran número de familiares y amigos. Fue en el regreso a casa cuando comencé a buscar a Mi Amado Hijo entre el grupo con el que estábamos viajando. Al principio estaba segura de que lo encontraría escondido durmiendo en un rincón o hablando de Dios Padre con sus primos y amigos. Al pasar las horas, me perturbaba más y más. José decidió que debíamos regresar de inmediato a Jerusalén temiendo que se hubiera quedado atrás.

Ahora había que viajar muchos días para regresar. El calor era abrumador e hizo más grande Nuestra pena. Al acercarnos nuevamente a Jerusalén, José sugirió que buscáramos primero en el templo, ya que era el lugar que más le agradaba a Mi Hijo.

Ya era tarde ese día. Las sombras caían. A medida que subimos los enormes escalones de piedra del templo santo, Yo sentí una gran sensación de paz. Incluso desde los escalones superiores pudimos oír el eco de Su voz a través de los grandes aposentos de piedra. José lo encontró parado en medio de varios sabios hablando a profundidad sobre los escritos de un antiguo profeta. Mi Corazón estaba rebosante de gozo cuando Él puso Su joven Mano nuevamente en la Mía.

Le contamos de la gran preocupación que nos había causado, sin demorar el largo viaje de regreso. Él preguntó si no sabíamos que Él tenía que estar en las cosas de Su Padre. En los años por venir, le di vueltas y vueltas a esto en Mi Corazón. Sí, Él estaba en las cosas de Su Padre, pero todavía no era el tiempo. Él, en Su grande e irresistible amor a Dios, no podía esperar para compartir Su infinito conocimiento con los demás. Fue un acto de amor lo que sucedió aquel día, no un acto de desobediencia.

Jesús regresó con José y Conmigo a Nuestra humilde casa. Nunca fue desobediente con Nosotros, sino humilde en todas las cosas. Creció hasta la madurez bajo Nuestros atentos ojos.

+ MISTERIOS DOLOROSOS
La Agonía en el Huerto
Cuando estuve en la tierra, Yo no presencié la agonía de Mi Amado Hijo en el Huerto, y no vi Su gran agonía al pensar en Su muerte próxima. Como Su Madre, sin embargo, sentí dentro de Mi propia alma una tristeza constante que consumía todo Mi ser. Yo sabía que Él pensaba en las injusticias que le acontecieron a menudo durante los últimos meses de Su vida.

Ahora en el Cielo, Yo poseo todo conocimiento, y te puedo contar los acontecimientos tal como ocurrieron. Mi Hijo, consciente de la muerte violenta que iba a sufrir por toda la humanidad, llevó a sus once apóstoles a un huerto cercano con el propósito de rezar. Ahora Judas no estaba presente porque ya estaba en su sucio trabajo. Los apóstoles estaban muy fatigados, y se durmieron, pero Mi Amado Hijo, en cuanto quedó envuelto en oración, no percibió nada de lo que pasaba a Su alrededor. Él vio cada golpe de la flagelación. Sintió el peso del Madero en Sus Hombros. Él tuvo conocimiento de cada músculo y nervio que sería cortado por los clavos. Vio el pecado de la humanidad, no sólo de ése tiempo, sino también del futuro. Él vio las atrocidades de la guerra y el terrorismo, la degradación del cuerpo humano, el odio que el hombre tendría en su corazón por sus hermanos. Por último, vio la multitud de almas tibias que lo conocerían en algún momento de sus vidas, pero que eligieron, y continúan eligiendo, al mundo en vez de elegirlo a Él. En este momento se dirigió al Padre, y le pidió que apartara de Él el cáliz del sufrimiento. Pero finalmente, con una profunda resignación a la Voluntad del Padre, dijo: “Que no se haga Mi voluntad, sino la Tuya.” Yo te digo, nadie en la tierra ha sufrido, ni sufrirá, la angustia mental que Mi Hijo sufrió en el Huerto de Getsemaní.

La Flagelación en el Pilar
Yo fui testigo de esto.  Mi Amado Hijo fue conducido al patio por los soldados. Su trato hacia Él fue particularmente rudo.  Encadenaron Sus Muñecas en lo alto de una columna para que Su Carne se tensara y así se lacerara más fácilmente. Fue despojado de Sus vestiduras. Los látigos que usaron no eran látigos comunes. Fueron diseñados para desgarrar y arrancar la carne de su víctima. Se paró un soldado de cada lado de Jesús, y se turnaron para atacar Su Sagrada Carne. En total, Él sufrió más de 5,000 heridas. Cuando todo terminó, lo dejaron parado en un charco de Sangre. Por decencia, Él se cubrió nuevamente, y se lo llevaron, dejando atrás huellas ensangrentadas. Para entonces, Su Cabeza palpitaba por la deshidratación. Cuánto anhelaba reconfortarlo. Yo estaba tan desconsolada al verlo. Los soldados, conociendo bien su oficio, pararon justo antes de que Él cayera inconsciente. Así que ahora, en Su Divinidad, Él sabía bien cada dolor que todavía le esperaba.

Quisiera pedirte que lo consueles con oración y penitencia. Gracias. 

La Coronación de Espinas
Los soldados no estaban satisfechos con la brutal flagelación que le impusieron a Mi Amado Hijo.  Ahora ellos cubrieron Su Cuerpo con una vestimenta como de rey, todo lo hicieron con un gesto de burla.  No sabían que tenían frente a ellos al Rey de Reyes. Formaron para Él una corona con espinas que crecían cerca de ahí. Esas espinas eran mucho más largas de lo que te imaginas. Le pusieron Su corona sobre Su Sagrada Cabeza, y procedieron a hacer reverencias frente a Él, burlándose de Su realeza. Golpearon la corona de espinas con largas varas, encajando a la fuerza estos instrumentos de tortura en Su sagrada Cabeza.  Esto hizo que la Preciosa Sangre fluyera por Su Rostro entrando a Sus Ojos, y con ello se bloqueó Su vista. Pero Él los amaba. Sí, Él amaba profundamente aun a éstos que lo atormentaron. Con gran humildad, Él lo soportó todo. Con un solo suspiro pudo haber llamado a Su auxilio a todas las Legiones de Ángeles, pero Él eligió sufrir con humildad por toda la humanidad.

Jesús Carga Su Cruz
Mi Amado Hijo, en Su estado debilitado, con Su Carne desgarrada y desprendida de los Huesos, recibe ahora el Madero de la Cruz para que lo cargue sobre Sus Hombros. Todo Su Ser temblaba por la debilidad. Su vista ahora estaba empañada por el incesante flujo de sangre causado por la corona de espinas. Después me dijo que al llevar el peso de la Cruz, continuamente veía pasar frente a Él a millones de almas tibias para quienes Su sacrificio significaría muy poco.

Pero fue apremiado tanto por los soldados como por Su eterno amor por toda la humanidad. Hubo caídas agonizantes, hasta que alguien más fue obligado a ayudarlo. Cuando me encontré con Él, apenas podía mirarlo a los Ojos, no quería que viera Mi gran aflicción, aunque Él la sintió, estoy segura. Su mirada era de resignación y, al mismo tiempo, de compasión por Mí. Él cayó muchas veces en este camino de expiación por los pecadores, cada caída lo dejaba más y más debilitado. Finalmente llegó a Su destino. Ahí, Él se sentó, y con gran angustia ofreció una oración al Padre. En todo lo que sufrió, mostró gran paciencia. 

La Crucifixión
Pusieron una especie de arnés sobre Mi Hijo para que pudiera ser conducido como un animal. Este cinto agravó las Heridas que sufrió durante la flagelación. Le dieron el gran Madero para que lo cargara sobre Sus Hombros desgarrados, y con mucha repugnancia y desprecio fue conducido hacia el Gólgota.  Una vez ahí, lo desataron y le permitieron sentarse en una piedra mientras le preparaban la Cruz. Ahora estaba retorciendo Sus Manos y mirando hacia el Cielo como si necesitara ayuda desesperadamente. En determinado momento lo pusieron sobre la Cruz que aún estaba en el piso, como para ajustarla a Su Sagrado Cuerpo. Los agujeros para los clavos fueron entonces perforados en la madera. Al terminar, lo llamaron de nuevo para que se colocara sobre la Cruz y traspasar Su Sagrada Carne con los clavos. 

Ahora Él sentía los golpes de los mazos antes de que incluso fueran asestados, y mucho después. Se hizo algún ajuste con dos de Sus Extremidades que no alcanzaron los agujeros preparados para los clavos.  Él también sufrió como si fuera una tortura cuando Su Brazo y Pierna fueron dislocados de Sus coyunturas.

La Cruz ya estaba erguida. No era muy alta, Yo podía tocar Sus Pies. Pero no me atrevía ni a poner un dedo en Su Carne torturada. Mientras colgaba en agonía, los soldados ignorantes echaron a suerte Su pobre pieza de ropa. Estaban tan indiferentes e inconscientes de lo que hacían.

Entonces el cielo se oscureció. Muchos mirones comenzaron a retirarse. Mi Hijo habló poco, pero cada palabra era de gran importancia. Se dirigió a san Juan y a Mí. Cuando me habló, Yo sabía que no sólo era a Juan a quien daba una madre, sino a toda la humanidad. Esto lo acepté con mucho gusto.

Hacia la última hora de Su vida, poco podía moverse, respirar, y Su voz era demasiado ronca, aunque aún bastante clara para entenderse. Cuando tomó los pecados de la humanidad, se sintió abandonado por el Padre. Por último, entregó Su Espíritu. En ese momento la tierra comenzó a temblar y a moverse, como si gimiera por su pérdida. No obstante, esperé a que viniera un extranjero a reclamar Su Cuerpo para el entierro. Cuando desprendieron Su figura flácida de la Cruz y lo bajaron a Mis Brazos, lloré de dolor.  No pude abrazarlo tanto como quería por lo tarde de la hora. Me lo quitaron. 

+ MISTERIOS GLORIOSOS  
La Resurrección de Nuestro Señor
En lo profundo de Mi alma sentí que Mi Hijo resucitaría de la muerte. Sin embargo, en aquel primer domingo de Pascua, Yo todavía estaba inmersa en el sufrimiento del Viernes Santo, y Mi Corazón anhelaba Su presencia. Nos encaminamos hacia el sepulcro temprano al salir el sol. Algunas personas llevaban aceites, esperando preservar mejor Su Cuerpo, porque había sido preparado para el entierro con gran premura el viernes anterior. Mis acompañantes se adelantaron cuando pasamos por el Gólgota. Yo me detuve brevemente en el sitio marcado por la Cruz de donde se lo habían llevado. Había un agujero vacío que señalaba el lugar donde antes estuvo, nada más.

Mi Corazón ardía dentro de Mí; anhelaba tanto verlo. Estaba en profunda oración cuando una mano me alcanzó. Era Su Mano, herida por Sus enemigos. Su Rostro mostraba una brillantez celestial. Sonrió cuando Mis lágrimas llenaron Sus Heridas. Él dijo: “La Victoria es Nuestra”.  No se quedó más que unos momentos más. Yo comprendí que Él todavía tenía una misión que cumplir.  Desapareció tan rápido como vino.  Mi Corazón se alegraba a medida que avanzaba en Mi camino hacia a el sepulcro, lleno de la alegría de la Resurrección. Toda la alabanza al Dios Vivo y Verdadero. Toda la alabanza a Jesucristo. ¡Aleluya!

La Ascensión al Cielo
La Ascensión se llevó a cabo de una manera tranquila, como son todos los milagros de Dios. No hubo gran fanfarria ni despedidas con lágrimas. Estábamos caminando hacia el pueblo de Betania. Cristo se detuvo y volteó hacia nosotros. Su Cuerpo se veía radiante como el sol. Sus Llagas destellaban con la gloria de Dios. Levantó Su Mano en una última bendición, y nos miró con mucho amor. Lentamente se alejó de la tierra. Mientras ascendía al Padre, una nube se juntó bajo Sus Pies. Parecía luminiscente. Podíamos ver Sus Manos extendidas que parecían abrazar a toda la tierra conforme el Cielo se abría para Él.  El Padre, Yo lo sé, lo recibió con una alegría victoriosa. Nosotros, que nos quedamos atrás, no sentimos tristeza en ese momento, sino gozo y paz de corazón. De pronto estuvimos ante la presencia de dos Seres Celestiales. Nos animaron a que siguiéramos nuestro camino, y lo hicimos.

La Venida del Espíritu Santo
Estábamos todos reunidos en una habitación grande;  los apóstoles, los amigos de Jesús y Yo.  Muchos estaban asustados, temiendo que les esperara el mismo destino que Jesús experimentó. Había muchos corazones confundidos y corazones que simplemente extrañaban Su presencia física.

Estábamos en oración cuando el aire comenzó a agitarse en la habitación, aunque afuera permanecía bastante tranquilo. Este soplo de aire se convirtió en una brisa suave, y comenzó a moverse en medio del grupo ahí reunido. Algunos a los que Él tocó, cayeron como dormidos. Cuando este Soplo del Espíritu alcanzó a todos los apóstoles, lenguas de fuego aparecieron sobre sus cabezas, y después cayeron al piso como si estuvieran muertos. Yo misma me dormí en el Espíritu por algún tiempo, y en Mi descanso vi a Mi Amado Hijo sonriéndome, sentado en Su trono a la derecha del Padre. Mi alma estaba tan llena de amor por Él que no podía moverme.

Cuando todos comenzamos a volver en sí, nos dimos cuenta de que éste era el don que Mi Hijo había prometido enviarnos:  el Santo Paráclito, Mi Divino Esposo. Los que habían estado sufriendo por Su ausencia se levantaron llenos de gozo. Se desvaneció toda confusión ante la presencia de la sabiduría y el conocimiento, porque las verdades que ahora se revelaban estaban ocultas hasta entonces. El Espíritu ahora animaba los corazones de los apóstoles, disipando su miedo. Ellos irrumpieron en las calles proclamando la Buena Nueva. Cuando hablaban, todos entendían el mensaje sin importar su lengua nativa.  Así fue el comienzo de la Novia de Cristo, la Iglesia Universal.  ¡Toda la alabanza a Jesucristo!

La Asunción de María al Cielo
Ahora, mientras estaba a la mesa con muchos de los amigos de Jesús, sentí como frecuentemente lo hacía, un gran anhelo de estar con Él. Esta vez el sentimiento era más fuerte que nunca.  No podía oír ni hablar, pues Mi alma añoraba Su Divina Presencia.  Finalmente, sentí que me llegó una gran paz, y me dormí en el Espíritu, esta vez para no despertar jamás.  Mi alma ascendió rápidamente a Su Reino Celestial, y una vez más, pude gozar de la luz de Su Presencia.  

Ahora Mi querido Hijo no iba a permitir que Mi cuerpo inmaculado sufriera los estragos de la tumba.  Convocó a Su lado al arcángel Gabriel y a Mi amado ángel guardián, y les indicó que recogieran Mis restos corporales y que los escoltaran al Cielo. Tanto gozo, tanto júbilo experimenté en Mi alma cuando vi los restos de Mi cuerpo siendo llevados al Cielo en las alas de los Ángeles. En la Puerta del Cielo, San José y Jesús tomaron el lugar de los Ángeles, y llevaron este Santuario Virginal a través de las puertas del Paraíso.  Ahí, en medio de la alabanza de todos, Mi alma y cuerpo una vez más se hicieron uno.

Qué gracia, qué sublime regalo me dio Él. Ahora Yo me aparezco en cuerpo y alma por toda la tierra, llevando mensajes de reconciliación y paz, mensajes que Mi Hijo pone en Mis labios para toda la humanidad. Toda la alabanza al Altísimo.

La Coronación de María Como Reina del Cielo y la Tierra
Puesto que Dios Padre concibió Mi Inmaculada Concepción en Su gran majestad, Yo recibí abundantes gracias. Fui Su Hija obediente, encontrando repulsivo cualquier mal.  Fui una morada Inmaculada y una Madre amorosa para Cristo, el Hijo. El Espíritu Santo encontró en Mí una Esposa muy dispuesta, lista para aceptar los designios de Dios para Mí.

Así que, tras Mi Asunción al Cielo, Dios, en Su gran bondad, eligió coronarme como Reina del Cielo y la tierra. Soy la Mediadora de toda Su Gracia. Soy Corredentora de la humanidad. Llevo todo a Mi Amadísimo Hijo para que puedan tener parte en Su Reino. Nadie que venga a Mí con sincero corazón será dejado insatisfecho. ¡Toda la alabanza a Jesucristo!


Meditaciones dictadas por Jesús el 2 de noviembre del 2002

+ MISTERIOS LUMINOSOS  
El Bautismo de Jesús
Cuando iba a empezar Mi ministerio público, recibí un bautismo en el Río Jordán.  El Cielo se abrió, y el Espíritu Santo descendió sobre Mí.  Hoy el Cielo se está abriendo nuevamente.  Esta vez, el Fuego del Amor Divino se está vertiendo sobre la tierra, buscando sumergir a cada corazón en un Pentecostés de Amor.  Cada uno debería de hacer su misión personal el difundir esta Llama.

Las Bodas de Caná
Mi Madre no guarda petición alguna en Su Corazón que Ella no vuelva hacia Mí y la ponga en Mi Sagrado Corazón.  En todas las cosas, María es la Perfecta Intercesora y Abogada.  Cuando el alma se vuelve a Ella con una necesidad, Ella le agrega su propia oración, y me la entrega a Mí.  Vean esta señal que realicé en la fiesta de las bodas como un signo de que Nuestros Corazones están, en verdad, unidos.

La Proclamación del Reino
Mi misericordia y Mi amor son uno.  Ambos son divinos, perfectos y eternos.  Nunca fallan.  El alma que confía en Mi amor y misericordia es aquella a la que puedo perdonar.  El reino comienza en cada corazón que empieza a creer en Mi amor y misericordia.  Es así como una conversión de corazón tiene lugar.  Ésta es Mi victoria.

La Transfiguración
El gozo del milagro de la Transfiguración tuvo lugar para anclar a los apóstoles en la fe.   En los sitios de apariciones auténticas de Mi Madre –tal como el de Holy Love– los milagros abundan para apoyar el Mensaje que se da.  Los que son suficientemente osados para dudar de una aparición corporal, deben maravillarse, entonces, ante la narración de la Transfiguración en donde Moisés y Elías aparecieron a cada lado Mío.   ¡Tengan fe!

La Institución de la Eucaristía
Yo di Mi Cuerpo y Sangre en la primera Eucaristía, y los doy continuamente hoy en cada Misa alrededor del mundo. Este sacramento es la fuerza para el viaje a través de los Aposentos de Nuestros Corazones Unidos. Con demasiada frecuencia Mi amor y misericordia permanecen desatendidos. Soy ignorado y descuidado en las Iglesias. Soy blasfemado por aquellos que me reciben sin merecerlo. Soy recibido tibiamente por la mayoría, incluso por algunos sacerdotes.  Recen este misterio en reparación a Mi Corazón Eucarístico.


Meditaciones dictadas por la Santísima Virgen en enero de 1994

+ MISTERIOS GOZOSOS
La Anunciación
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo para que, así como Tú le dijiste ‘sí’ al Ángel y te convertiste en la esclava del Señor, yo también diga ‘sí’ al plan de Dios para mí.

La Visitación
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo para que muestre amor a mi prójimo por medio de obras corporales de misericordia, tal como tú lo demostraste cuando visitaste a Tu prima Isabel.

La Natividad
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo para que yo pueda tomar como ejemplo a Tu Hijo, Jesús, el Verbo Encarnado, y viva en el mundo pero con mi corazón en el Cielo.

La Presentación
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo y ayúdame a tener en alta estima a la Tradición de la Iglesia, así como Tú y san José lo hicieron cuando presentaron a Su pequeño Hijo en el templo.

El Niño Jesús Encontrado en el Templo
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo para que nunca pierda de vista a Dios, sino que sea diligente en la búsqueda de la santidad, así como Tu Hijo lo fue en las cosas de Su Padre en el templo.

+ MISTERIOS DOLOROSOS
La Agonía en el Huerto
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo ayudándome a rendir mi voluntad a la Voluntad de Dios, así como lo hizo Jesús en el Huerto de Getsemaní.

La Flagelación en el Pilar
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo por medio de todos los ‘flagelos’ que sufro a lo largo del día ayunando de mi propia voluntad, así como lo hizo Jesús cuando fue flagelado.

La Coronación con Espinas
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo para que pueda rendirte a Ti mi reputación, así como la rindió Jesús cuando se burlaron de Él y lo coronaron con espinas.

La Cruz a Cuestas
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo para que por Amor Santo acepte con gusto las cruces en mi vida, así como Jesús aceptó Su Cruz.

La Crucifixión
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo para que, al morir a mí mismo, pueda vivir para los demás, así como nos enseñó Jesús con Su Pasión y Muerte.

+ MISTERIOS GLORIOSOS
La Resurrección
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo para que pueda vencer a la muerte del pecado en mi vida, así como Jesús venció a la muerte en el sepulcro.

La Ascensión
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo para que, por medio del amor a Dios y al prójimo, sea digno de compartir el Cielo Contigo y Tu Hijo.

La Venida del Espíritu Santo
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo e invoca a Tu Esposo Celestial para que infunda en mi alma la Santa Valentía, a fin de que pueda ser un digno apóstol del Amor Santo.

La Asunción
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo a fin de que al poner a Dios en primer lugar en mi corazón, no tenga miedo a la muerte, sino que la vea como una transición, como un pasaporte al Cielo.

La Coronación de la Santísima Virgen 
Doloroso e Inmaculado Corazón de María, perfeccióname en el Amor Santo para que, por medio del Amor Santo, yo pueda ayudar a lograr la triunfante victoria de Tu Inmaculado Corazón aquí en la tierra.


Meditaciones dictadas por la Santísima Virgen en 1995

+ MISTERIOS GOZOSOS
La Anunciación
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, la Llama de Tu Corazón que es el Amor Santo no te permitiría decirle 'no' al ángel Gabriel. Sumerge nuestros corazones en esta Llama, Santísima Virgen. Ayúdanos a ser siempre instrumentos dispuestos de Dios.

La Visitación
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, Tú viajaste para visitar a Tu prima Isabel porque creíste en el mensaje que el ángel Gabriel te trajo del Cielo.  Ruega por nosotros para que nuestras vidas sean un viaje de fe por medio del Mensaje de Amor Santo.

La Natividad
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, Tú fuiste rechazada en la posada cuando Tu Hijo estaba por nacer. Ayúdanos a nunca alejarnos de Ti y de Jesús.  Ruega con nosotros por aquellos que lo rechazan en el mundo y no abren sus corazones a Él.

La Presentación
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, Tú presentaste a Tu Niño en el templo respetando una tradición.  Consérvanos fieles a la Iglesia de Tu Hijo, y a la Tradición de la Fe transmitida a nosotros por medio de Juan Pablo II.  

El Niño Jesús Presentado en el Templo
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, Tú estuviste separada de Tu Hijo por tres días, y lo buscaste con aflicción. Ruega con nosotros, querida Madre, por aquellos que se han separado de la Iglesia, para que ellos también se duelan por su pérdida de fe.

+ MISTERIOS DOLOROSOS
La Agonía en el Huerto
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, Tu Hijo sufrió la agonía al pensar en la Voluntad de Dios.  Él se rindió a la Voluntad del Padre, y un ángel vino para consolarlo.  Ruega por nosotros para aceptar las cruces en nuestras vidas como Voluntad de Dios, y darnos cuenta de que también a nosotros se nos dará el consuelo y la gracia para soportarlas.

La Flagelación en el Pilar
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, aunque inocente y sin merecerlo, Tu Hijo se sometió a la flagelación.  No se defendió.  Ayúdanos a buscar el mayor bien, y no siempre nuestra propia comodidad en el mundo. 

La Coronación de Espinas
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, Tu Hijo fue ridiculizado y coronado con espinas porque la gente no creyó en Él.  Ruega por nosotros, Madre de Dios, para que defendamos valientemente la Tradición de la Iglesia y la santidad por medio del Amor Santo, aun cuando no es aceptado popularmente.

La Cruz a Cuestas
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, Tu Hijo cargó Su Cruz por amor a nosotros.  Querida Madre Santísima, ruega para que nosotros aceptemos nuestras cruces por amor a Jesús.  Su Cruz se hizo pesada por el peso de nuestros pecados.  Nuestras cruces se hacen más pesadas cuando no nos rendimos a ellas. 

La Crucifixión
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, Tu Hijo murió en el Calvario, y Él mismo se hizo una Víctima Eterna en el altar del mundo.  Rogamos Contigo ahora, querida Madre, para que la fe en Su Presencia real aumente en cada corazón en todo el mundo.

+ MISTERIOS GLORIOSOS
La Resurrección
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, Tú sufriste a los pies de la Cruz, sólo para alegrarte cuando tu Hijo resucitó de la muerte.  Ayúdanos a sufrir las tribulaciones del presente día en preparación para Su segunda venida.

La Ascensión
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, Tu Amado Hijo regresó al Cielo victorioso sobre el pecado, para tomar Su lugar a la derecha del Padre.  Ayúdanos mientras rezamos Contigo, querida Madre, para ver que nuestro hogar está en el Cielo.  El Cielo es la herencia del santo.   Después, ayúdanos en nuestra propia santidad personal en el momento presente.

La Venida del Espíritu Santo
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, humildemente te pedimos que supliques a Tu Esposo Celestial para que inunde nuestros corazones con todos los dones y todos los frutos.  Después te pedimos tus oraciones para ser fieles apóstoles del Amor Santo en un mundo sin fe.

La Asunción
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, Tú fuiste llevada al Cielo en cuerpo y alma porque Tu Amado Hijo no quiso que Tu purísimo cuerpo experimentara la corrupción de la tumba. Ahora en el Cielo, te pedimos que vuelvas Tu mirada hacia nosotros, queridísima Madre.  Consérvanos puros bajo el manto de Tu protección.  No permitas que el mundo corrompa nuestros corazones.

La Coronación
Dolorosísimo, Siempre Inmaculado Corazón de María, Tú eres la Reina del Cielo y de la tierra.  Solemnemente te suplicamosdesde este valle de lágrimas.  Permite que el Amor Santo reine en todos los corazones para que podamos empezar el victorioso reino de Tu Inmaculado Corazón aquí en la tierra.


Meditaciones dictadas por san Miguel Arcángel en 1998

+ MISTERIOS GOZOSOS
La Anunciación
Santísimos Corazones Unidos de Jesús y María, cuando el Ángel anunció la Concepción de Jesús, Su pequeñísimo Sagrado Corazón se formó bajo el Inmaculado Corazón de María.  El Amor Santo y Divino se unieron.  Rueguen con nosotros para que estemos unidos a Ustedes, Jesús y María, por medio de nuestro ‘sí’ al Amor Santo.

La Visitación
Santísimos Corazones Unidos de Jesús y María, Juan el Bautista fue santificado en el vientre de su madre cuando fue visitado por los Corazones Unidos.  Santifíquennos ahora, queridos Corazones Unidos, mientras hacemos nuestro viaje en el camino del Amor Santo.

La Natividad
Santísimos Corazones Unidos de Jesús y María, el Amor Divino vino al mundo en un ambiente humilde.  El Rey hizo Su trono en un pesebre.  Ayúdennos a ver que nuestro mayor tesoro debe estar en el Cielo, y no en alguna riqueza o poder en la tierra.

La Presentación
Santísimos Corazones Unidos de Jesús y María, la espada del conocimiento que traspasó el Corazón de María iba a traspasar Tu Sagrado Corazón una y otra vez, Jesús.  Rueguen por nosotros para que utilicemos nuestra inteligencia para ganarles almas a través del Amor Santo.

El Encuentro en el Templo
Santísimos Corazones Unidos de Jesús y María, cuando Jesús estuvo perdido, Tú lo buscaste, María, hasta que lo encontraste.  Rueguen con nosotros ahora para que todas las almas que están perdidas y extraviadas en el mundo te busquen a Ti, Jesús, hasta que estén unidas Contigo.

+ MISTERIOS DOLOROSOS
La Agonía en el Huerto
Dolorosísimos Corazones Unidos de Jesús y María, Ustedes aceptaron la Divina Voluntad al unísono.   Ayúdennos a aferrarnos a Ustedes por medio del Amor Santo para que nosotros, también, podamos aceptar la Divina Voluntad en nuestras vidas.

La Flagelación en el Pilar 
Dolorosísimos Corazones Unidos de Jesús y María, Ustedes sufrieron como uno solo.  Tu carne fue desprendida de Tus huesos, Jesús, mientras Tu Madre sufría los dolores Contigo.  Rueguen por nosotros cuando suframos dolor físico, para que nosotros, también, lo ofrezcamos por los pecadores.

La Coronación con Espinas
Dolorosísimos Corazones Unidos de Jesús y María, aunque separados en espacio, Tu humillación fue sentida agudamente en el Corazón de Tu Madre, Jesús.  No te defendiste.  Tu Madre calló también.  Ayúdennos a sufrir las humillaciones en silencio.

La Cruz a Cuestas
Dolorosísimos Corazones Unidos de Jesús y María, te caíste y te levantaste de nuevo, Jesús, porque Tú deseas que nos levantemos de nuestras faltas.  Fuiste despojado de Tus vestiduras y de Tu dignidad.  Tu Madre estuvo a Tu lado.  Rueguen para que podamos despojarnos del amor propio.   María, quédate con nosotros.

La Crucifixión
Dolorosísimos Corazones Unidos de Jesús y María, cuando expirabas en la Cruz, Jesús, Tú nos diste a Tu Madre.  El Amor Divino nos dio al Amor Santo.  Ahora, a través del Amor Santo, Tu Madre nos está llevando de regreso a Ti.

+ MISTERIOS GLORIOSOS
La Resurrección
Triunfantes Corazones Unidos de Jesús y María, en la Resurrección, Ustedes vencieron sobre la muerte.  Rueguen por nosotros para entender que nuestra muerte es realmente el comienzo de nuestra nueva vida en el Cielo con Sus Corazones Unidos.

La Ascensión
Triunfantes Corazones Unidos de Jesús y María, Tu Ascensión, Jesús, nos dejó con corazones llenos de esperanza;  esperanza de que nosotros, también, alcanzaremos nuestra casa celestial.  Ayúdennos siempre a rezar, María y Jesús, con corazones de esperanza.

La Venida del Espíritu Santo
Triunfantes Corazones Unidos de Jesús y María, por medio de la Divina Voluntad, el Espíritu Santo vino al mundo para morar en cada corazón.  Madre Mía, Tu Inmaculado Corazón es la Esposa del Espíritu Santo.  Abre nuestros corazones ahora, para que Tu Esposo Celestial nos llene y nos guíe con santa valentía.

La Asunción
Triunfantes Corazones Unidos de Jesús y María, porque Tú añorabas estar una vez más unida con Tu Hijo, María, fuiste llevada al Cielo en cuerpo y alma.  Ruega por nosotros para que podamos estar unidos con Dios a través del Amor Santo.

La Coronación de María
Triunfantes Corazones Unidos de Jesús y María, Su victoria es completa en el Cielo.  Rogamos con Ustedes por Su victoria en cada corazón por medio del Amor Santo.  Entonces, el Reino de Dios reinará en la tierra como en el Cielo, y viviremos en Amor Santo en la Nueva Jerusalén


Meditaciones dictadas por Jesús en abril del 2000

+ MISTERIOS GOZOSOS
La Anunciación
Jesús dice: “La rendición de María a la Divina Voluntad de Dios une al Amor Santo y Divino por primera vez en el mundo."

La Visitación
Jesús dice:  "Mi Madre creyó en el mensaje del Ángel y se apresuró para visitar a Su prima.  Ella vivía para cumplir la Divina Voluntad de Mi Padre."

La Natividad
Jesús dice:  "El Verbo se hizo Carne y habitó entre nosotros.  El Verbo vino al mundo por orden del Padre Eterno.  El Verbo Encarnado es la Voluntad de Dios."

La Presentación
Jesús dice: “María y José vivían en obediencia a la Divina Voluntad y,  de este modo, en quienes tenían autoridad sobre Ellos.  Estuvieron dispuestos a cooperar con la tradición llevándome al templo para ser bendecido."

Jesús es hallado en el Templo
Jesús dice: “El fuego del Amor Divino dentro de Mi Pecho me impulsó a permanecer en el templo para hablar y enseñar. Yo ardía de Amor Divino. No podía pensar en nada más que en Mi Padre en el Cielo.”

+ MISTERIOS DOLOROSOS
La Agonía en el Huerto 
Jesús dice: "Yo sufrí la Agonía en el Huerto por aquellos que estaban obstinados en sus elecciones en contra de su propia salvación. Vi el gran número de almas que caerían en su perdición a pesar de Mi sacrificio."

La Flagelación
Jesús dice: “Yo sufrí la tortura de la Flagelación por aquellos que cometen pecados de la carne."

La Coronación de Espinas
Jesús dice: “Yo me sometí a la Coronación de Espinas por aquellos que tienen un corazón orgulloso. Estos son quienes en sus pensamientos, palabras y acciones se centran en sí mismos."

La Cruz a Cuestas
Jesús dice: “Llevé la Cruz con gran amor en Mi Corazón por los pecadores.  Cada paso fue por más almas. Cada caída fue por los tibios. Mi última caída fue por los sacerdotes tibios."

La Crucifixión
Jesús dice: “La presencia de Mi Madre al pie de la Cruz me dio fuerza para abrazar la Cruz. Mi Madre intercederá por todos aquellos que busquen fuerza para abrazar sus propias cruces." 

+ MISTERIOS GLORIOSOS
La Resurrección
Jesús dice: “Yo abrí la puerta del Cielo para toda la gente, para todas las naciones, por medio de Mi Vida, Muerte y Resurrección. Mi oración este día es que cada alma abra la puerta de su corazón al Mensaje de Amor Santo."

La Ascensión
Jesús dice: “Dejé a Mis apóstoles y a Mi Madre con la promesa de quedarme con ellos hasta el fin de los tiempos. Y por eso, entiendan que todavía estoy con ustedes en el misterio de la Eucaristía, el Pan de Ángeles. Reconózcanme vestido con este atuendo."

La Venida del Espíritu Santo
Jesús dice: “El Espíritu Santo descendió repentinamente sobre los apóstoles donde estaban reunidos dominados por el temor.  Permitan que el mismo Espíritu Santo obre en sus corazones ahora.  Abran sus corazones a la santa audacia.  Proclamen el Mensaje de Amor Santo y Divino desde lo alto y desde lo profundo de sus corazones."

La Asunción
Jesús dice: “Mi Madre fue llevada en cuerpo y alma al Cielo porque desde el momento de Su concepción el amor en Su Corazón estuvo sin mancha. En Ella no había enojo, envidia ni rencor.  Su Corazón es la Santa y Divina Voluntad de Dios.  Imiten el Amor Santo de Su Corazón ahora en este momento presente."

La Coronación de María como Reina del Cielo y la Tierra
Jesús dice: “Como Reina del Cielo, y Reina de la Tierra, Mi Madre espera la llegada al Cielo de cada uno de Sus hijos. Las miríadas de ángeles que acompañan a María caen postrados a Sus pies.  A medida que María se mueve en el Cielo, los ángeles sostienen el brazo que lleva Su cetro de amor y llevan Su manto, poniéndolo suavemente a Su alrededor donde Ella se encuentre."


Meditaciones dictadas por el ángel de la guarda de Maureen el 14 de septiembre del 2001

(Después del ataque terrorista a los Estados Unidos)

+ MISTERIOS GOSOZOS
La Anunciación
Tú le dijiste ‘sí’ al Ángel sin considerar el costo para Ti misma, Virgen Santísima. Ayúdanos a decir ‘sí’ a la Voluntad de Dios para nosotros en cada momento presente. Doloroso e Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.

La Visitación
Tú viajaste para visitar a Tu prima y para ayudarla en su necesidad. Protégenos de cualquier ataque terrorista en nuestros viajes. Doloroso e Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.

La Natividad
María, Tú no pudiste encontrar una morada apropiada para el nacimiento de Tu Hijo.  Sin embargo, Jesús debe haberse sentido seguro abrigado en Tus brazos.  Ayúdanos a sentirnos seguros nuevamente como nación.  Doloroso e Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.

La Presentación
María, Tu Corazón fue traspasado por una espada para que los pensamientos de muchos quedaran al descubierto.  Virgen Santísima, nuestros corazones están traspasados el día de hoy cuando vemos el mal que estaba detrás de estos ataques terroristas.  Doloroso e Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.

Jesús es hallado en el Templo
Virgen Santísima, cuando Jesús estuvo perdido, Tú lo buscaste con dolor.  Hoy en día muchos están perdidos como resultado de este ataque en nuestro país.  Te pedimos que con la gracia de Tu Corazón ayudes a quienes están en busca de ellos, y a aquellos que los esperan.   Doloroso e Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.

+ MISTERIOS DOLOROSOS
La Agonía en el Huerto
Jesús, Tú agonizaste por quienes no volverían a Ti a pesar de Tu muerte en la Cruz.  Jesús, te pedimos que tengas misericordia por los terroristas que no se volverán a Ti.  Sagrado Corazón de Jesús, ten misericordia de nosotros.

La Flagelación
Jesús, Tu carne fue desgarrada desde Tus huesos.  Hubo muchos que sufrieron heridas en estos ataques terroristas.  Sagrado Corazón de Jesús, ten misericordia de nosotros.

La Coronación de Espinas
Jesús, muchos sufren angustia mental por estos actos de violencia sin sentido.  Ayuda a esta nación que se lamenta.  Sagrado Corazón de Jesús, ten misericordia de nosotros.

La Cruz a Cuestas
Jesús, Tú aceptaste Tu Cruz con paciencia.  Ayuda a nuestra nación para que cargue pacientemente esta pesada cruz.  Sagrado Corazón de Jesús, ten misericordia de nosotros.

La Crucifixión
Jesús, a medida que abrazaste Tu Cruz, Tú rezaste por Tus enemigos.  Ayúdanos a perdonar a nuestros enemigos y a rezar por ellos.  Sagrado Corazón de Jesús, ten misericordia de nosotros.

+ MISTERIOS GLORIOSOS
La Resurrección
Ayúdanos a que como nación nos levantemos de las cenizas de esta tragedia.  Sagrado Corazón de Jesús, ten misericordia de nosotros.

La Ascensión
Jesús, Tú ascendiste a Tu trono en el Cielo victorioso de la muerte.  Desde Tu trono, lleva al Cielo a todos los que han perecido en esta tragedia.  Sagrado Corazón de Jesús, ten misericordia de nosotros.

La Venida del Espíritu Santo
Nuestros cuerpos están hechos para ser templos del Espíritu Santo.   Inspira a todas las personas y a todas las naciones a respetar la vida desde la concepción hasta la muerte natural.  Sagrado Corazón de Jesús, ten misericordia de nosotros.

La Asunción
María, Tú fuiste asunta al Cielo en cuerpo y alma porque Tu Corazón estaba sin culpa ante Dios.  Por favor, reza para que el corazón de nuestra nación se vuelva libre de culpa ante Dios revirtiendo el aborto.  Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.

La Coronación de María como Reina del Cielo y la tierra
María, Tú puedes ver dentro de todos los corazones desde Tu trono en el Cielo.  Revélanos a nuestros enemigos.  Inspira a los líderes de nuestra nación a que reconcilien el corazón de esta nación con Dios.  Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.


Meditaciones dictadas por el ángel Esdras en diciembre del 2008

(Enfocadas en la Divina Voluntad)

+  MISTERIOS GOZOSOS
La Anunciación
El arcángel Gabriel vio en María una morada perfecta para la Encarnación del Amor Divino, por la completa y perfecta unión de Ella con la Eterna y Divina Voluntad del Padre.   San Gabriel reconoció a María como la elegida por Dios para ser la Madre de Dios.  Y por eso, el Arcángel se acercó a Ella.  María, que siempre actuó en y por medio del Amor Divino, aceptó la Voluntad de Dios para Ella.

La Visitación
Con el Divino Verbo implantado en lo profundo de Su vientre, María se pone en camino para visitar a Su prima Isabel en respuesta al mensaje del Arcángel.  A donde quiera que María va, cualquier cosa que dice, piensa o hace, Ella está en completa unión con la Divina Voluntad de Dios.  Ahora, incluso más, con la Divina Voluntad viva dentro de Su vientre, Ella nunca cuestiona a pesar de que encuentra muchas dificultades en el camino.

La Natividad
María da a luz al Verbo Encarnado –la Divina Voluntad de Dios– en el más humilde de los entornos: un establo.  Ella y José sufren rechazo al intentar encontrar una morada más adecuada.  Cuántas veces la Divina Voluntad es rechazada por la libre voluntad en el mundo de hoy.  El único adorno que busca la Divina Voluntad en el mundo es el corazón amoroso de cada persona.  Pero cuántas veces la puerta del corazón humano rechaza la Voluntad de Dios.

La Presentación
Fue la Divina Voluntad de Dios que Simeón y Ana, presentes en el templo aquel día, reconocieran al Niñito Jesús como el tan esperado Salvador.  Abiertos a la Voluntad Proveedora de Dios, ellos lo recibieron como tal, y Simeón profetizó mientras tenía en sus brazos al Verbo Eterno.  

El Encuentro de Jesús en el Templo
La Voluntad de Dios a veces es una cruz, a veces es una victoria.  María y José sufrieron la cruz de perder a Jesús por tres días.  No se enojaron, más bien se rindieron a la cruz al aceptarla.  Ellos esperaron pacientemente a que se les mostrara la Voluntad de Dios en su totalidad.  La victoria llegó cuando encontraron a Jesús en el templo.

+ MISTERIOS DOLOROSOS
La Agonía en el Huerto
Incluso el Hijo de Dios se rindió completamente –perfectamente- a la Divina Voluntad de Su Padre.  En el Huerto de Getsemaní, Jesús rindió Su Voluntad a la Eterna y Divina Voluntad, no de mala gana, sino con Amor Divino.  Incluso se permitió pedirle al Padre que detuviera el terrible sufrimiento que le esperaba.  Pero al final, Jesús aceptó la Voluntad de Su Padre.  La Voluntad de Dios, aunque a veces puede parecer amarga, siempre tiene consuelo.  En el Huerto, después de que Jesús aceptó la Voluntad de Su Padre, un ángel vino a consolarlo.

La Flagelación
Una vez que Jesús aceptó la Voluntad de Su Padre en el Huerto, no miró atrás con pesar.  Él aceptó los golpes punzantes de la flagelación, sabiendo que muchas almas dependían de Su rendición a la Voluntad de Dios en nombre del Amor Divino.

La Coronación de Espinas
Una humillación como la que soportó Jesús mientras fue coronado de espinas sólo se puede soportar sin quejas por medio de la humildad profunda.  En este Misterio, la humildad y el amor están juntos de una manera más evidente, pues Jesús pudo haber detenido este suplicio en cualquier momento.  Su amor por la Voluntad de Su Padre no se lo permitió.

La Cruz a Cuestas
Jesús sabía que cada caída, cada dolor, era usado por Su Padre en el Cielo para el bien de las almas.   Bajo el peso de la Cruz, Jesús se convirtió en un instrumento de la Divina Voluntad de Su Padre.  Cada paso fue un paso al Amor Divino más profundo.

La Crucifixión
No fueron los clavos lo que sostuvo a Jesús en la Cruz, sino Su amor por la Voluntad de Su Padre en el momento presente.  Pudo haberse bajado de la Cruz en cualquier momento.  Pero Él mantuvo en Su Corazón un profundo amor por la Eterna y Divina Voluntad más allá de todo lo que se puede decir.

+ MISTERIOS LUMINOSOS
El Bautismo de Jesús
Jesús se sometió con humildad a ser bautizado por Juan.  La misión de Juan era invitar a la gente al arrepentimiento para así preparar el camino para la llegada de Jesús.  Hoy en día la Voluntad de Dios es que toda la gente se arrepienta nuevamente y haga reparación por todo el mal en el mundo.  Dios ofrece al mundo, por medio de esta Misión, una alianza de Amor Divino, la cual abre el camino a la Divina Misericordia y prepara el camino para la segunda venida del Señor.

Las Bodas de Caná
A petición de Su Madre, Jesús realizó Su primer milagro cambiando el agua en vino. Santa María está tan perfectamente unida a la Divina Voluntad de Dios, que Ella sabe qué pedir a Su Amado Hijo y cómo pedirlo.

La Proclamación del Reino
La Voluntad de Dios acompaña a estos Mensajes de Amor Santo y Divino a donde se lleven.  Estos Mensajes son la esencia del mensaje del Evangelio: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo.  Estos Mensajes son la Voluntad de Dios para toda la humanidad.

La Transfiguración
Dios, en Su Infinita Sabiduría, permitió el milagro de la Transfiguración para así afianzar la fe de los apóstoles ahí presentes para los tiempos difíciles que venían y para cuando su fe fuera muy probada.  Hoy en día, Dios le ha dado a este mundo escéptico a María Refugio del Amor Santo y Protectora de la Fe como un Refugio y Protección en tiempos profundamente malvados.

La Institución de la Eucaristía
Más que cualquier verdad, el mundo necesita aceptar la Verdad de Jesús vivo en la Santa Eucaristía.  Pues ahí está la Divina Voluntad de Dios, la cual es toda Verdad.

+ MISTERIOS GLORIOSOS
La Resurrección
La triunfante resurrección de entre los muertos del Señor fue la victoria evidente sobre el pecado y la muerte.  En ese momento Él abrió las Puertas del Cielo para toda la gente, para todas las naciones.  Él pudo haberse aparecido con la Gloria de Su Resurrección a todos los que se le opusieron en Su ministerio público.  Pero la Divina Voluntad del Padre fue que Él se manifestara a quienes lo amaron.  La Divina Voluntad siempre honra y está presente en los corazones de quienes aman a Jesús.

La Ascensión
La Ascensión del Señor fue Su regreso glorioso al Cielo en victoria.  Esta victoria fue en y por la Divina Voluntad del Padre Eterno.  El Eterno Ahora abrazó a Su Hijo con un amor tan puro que ningún hombre jamás ha conocido ni conocerá.  El ciclo del Amor Divino se completó: el nacimiento humilde, los obstáculos en el mensaje del Evangelio, la Pasión y Muerte, la Resurrección y, finalmente, el regreso triunfante de Jesús al Cielo.  Cada momento fue la Divina Voluntad de Dios.

La Venida del Espíritu Santo
Repentinamente, la Iglesia primitiva se fortaleció a través de la Divina Voluntad por el poder del Espíritu Santo.  El temor se fue de los corazones de los apóstoles, y no tuvieron miedo de proclamar la buena nueva.  La Divina Voluntad está alcanzando ahora, por medio de estos Mensajes, a un mundo lleno de amor propio.  No obstante, muchos rechazan la mano extendida por pedir que otros lo aprueben primero.

La Asunción
La Voluntad del Padre Eterno le permitió a María, quien vivió el Amor Divino más completa y perfectamente, ser asunta al Cielo en cuerpo y alma.  Ella estaba ya tan íntimamente unida con la Voluntad del Padre, que el Amor Paternal no podía soportar más el estar separado de Ella en tiempo ni espacio.

La Coronación
En el Cielo, María sube al trono, es Su herencia legítima como Reina del Cielo y la tierra.  Su corona es la Eterna y Divina Voluntad del Padre Eterno; Su trono, la unión de Su Inmaculado Corazón con el Corazón del Todo Amor, el Corazón de Dios Padre.